jueves, 11 de octubre de 2012



Traté de imaginarme 
sin la carga paquidérmica
de los años que se acomodan
uno junto a otro,
uno sobre el otro.
Sin pensar en exceso
en la desproporcionada magnitud
de la anciana piel
y de los pies
que se aferran y no avanzan.
Contrito
por aquello que no hice,
por lo que desoí
sin tener en cuenta
que el tiempo es arena seca.
Nieva en mis sienes
y los recuerdos se apagan.
Sin embargo,
olfateo los olores familiares
y los reconozco.
Se delinean los caminos
con menos perspectiva,
con márgenes que invitan
a quedarse sentado
y observar.
Mirar preguntando.
interrogar a la luz
sobre aquello:
qué es,
qué significa
qué pretende de la esencia.
Llegaré al cenit,
a ese ubicuo
sobre el que nada existe
y me echaré a volar
hacia hoy.

jueves, 7 de julio de 2011

LA COSTA PARTIDA

La lágrima se escurre
por las paredes envejecidas
y el mar se esconde
entre las rocas
que se olvidaron de escapar,
desperdigadas y amnésicas en la costa.
Los pasos se engañan unos a otros
y se pierden frenéticos
en la huida atormentada
de los solitarios.
Y en esta pequeña y nueva plaza
de ardores cómplices
y dolores espirituales compartidos,
las sombras de los arbustos
asemejan iglus
citadinos e indecentes.

SUS OJOS SE CERRARON

Cuando el tango reza
"sus ojos se cerraron"
se equivoca.
Los ojos no se cierran,
se apagan, se opacan,
se apartan, se descomponen
y se hacen estrábicos.
Nada miran
y lo ven todo,
o no.

sábado, 8 de agosto de 2009

UNA BELLEZA ENCANTADORA

Una máscara veneciana.
Un tul enarbolado por el viento.
El toro acechando el capote.
Un durazno de piel terciopelo.
Un pez nadando en el lago.
La pantera negra husmeando un secreto.
Una flor con miles de pétalos.
Un olor familiar y dulce.
La luz del fuego reflejada en la cueva.
Un sinfín de cristales sonando
y una perla,
sin duda,
una perla.
Un oso en el bosque canadiense.
Una gacela saltando el arroyuelo.
El helecho en las sombras, anhelante.
Un musgo verde y rojo ensartado en la piedra.
Todo me queda nada
para descifrar el misterio
de tu encantadora belleza.

EL PRETÉRITO FUTURO

Si hubiera encontrado los colores
habría pintado otro cuadro.
Con mas luces y sombras,
menos blanco,
colores intermedios
y una luz en el ángulo
que le diese forma.
Es difícil ser fiel a las imágenes
que se forjan en la mente.
Es difícil transformarlas
en objetos de la admiración ajena.
Sólo el soplo del genio
indica el camino,
a veces conflictivo,
de la armonía en los colores
y del equilibrio en los actos.

LA HISTORIA ABISAL

Los abismos acercan al lugar
de donde jamás quisiéramos volver.
Con pozos de agua,
piedras azules y musgos brillantes.
Los mares impetuosos
son mansos en su máximo riesgo.
Las selvas impenetrables
conducen a bellezas arcanas e inauditas.
Los espacios secretos
velan paisajes maravillosos,
ríos sinuosos
y cataratas apuradas.
La lluvia da vida
y también, mata.
Los vientos acaman las mieses
y también, las arrancan.
De todos los espacios posibles,
de todos los sueños no realizados,
de las mil fantasías de una vida entera,
elijo el abisal lugar
de donde nunca habría de regresar:
la Historia.

ENSUEÑO

Me contaron ayer,
al pasar por allá,
que los lagos se formaron,
hace años atrás,
con el llanto de diminutas lunas
que rondaban los campos.

Cuando el Sol los seca
persisten las pequeñas Selene
ayudadas por las grullas
y las cigüeñas blancas
y algún que otro flamenco
que sueña,
apoyado en una pata,
con el día en el que,
de repente,
encuentre la otra.

Dicen que en las medianoches,
cuando la Luna duerme
detrás de la Tierra,
hay comparsas de cautivas ancestrales
que lloran al compás del viento.
También la Pachamama,
derrama su llanto
por los poros tristes
de los campos cultivados
para que las aves y los cuises las beban.
Hay otros que explican
que en las depresiones propias de los campos
las lluvias se acumulan
y así nacen
las lagunas y los lagos.
A éstos no creo
porque dicen también,
que la Luna no es de queso.