sábado, 8 de agosto de 2009

ENSUEÑO

Me contaron ayer,
al pasar por allá,
que los lagos se formaron,
hace años atrás,
con el llanto de diminutas lunas
que rondaban los campos.

Cuando el Sol los seca
persisten las pequeñas Selene
ayudadas por las grullas
y las cigüeñas blancas
y algún que otro flamenco
que sueña,
apoyado en una pata,
con el día en el que,
de repente,
encuentre la otra.

Dicen que en las medianoches,
cuando la Luna duerme
detrás de la Tierra,
hay comparsas de cautivas ancestrales
que lloran al compás del viento.
También la Pachamama,
derrama su llanto
por los poros tristes
de los campos cultivados
para que las aves y los cuises las beban.
Hay otros que explican
que en las depresiones propias de los campos
las lluvias se acumulan
y así nacen
las lagunas y los lagos.
A éstos no creo
porque dicen también,
que la Luna no es de queso.

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