viernes, 8 de mayo de 2009

NUESTRO COSMOS

Al sol se le someten las estrellas

y éstas a la luz y así siempre.

Ellas duermen su brillo en la mañana

y él muere desangrado por la tarde.

Cuando todos decidan no volver

y los ojos pierdan su sentido

nos invadirá la monotonía

de la noche sin día.

Las estrellas serán lo último por ver

y esto tiene su sentido

porque,

morir a ellas,

es nacer al febo que nos espera

más allá de la física y de la química.

Amaneceremos nuestros ojos

a la claridad de una jornada infinita.

y formaremos parte de las constelaciones.

Entrelazaremos el ser y la nada

y nos quedaremos,

imprescindibles,

en el espacio que les circunda.

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