Quienes sólo ven
lo que se ve,
ignoran tanto.
No conocen
el calor de las chapas,
el hedor de las zanjas,
las molestas goteras,
que todo lo empapan,
el frío que se cuela
y enfría las sábanas,
la basura apilada,
las moscas diárricas, incontenibles,
los mosquitos irascibles.
No ven
las ojeras de los niños desnutridos,
las lágrimas secas de los padres,
el dolor de los viejos pestilentes y postrados,
el búlgaro reflejo de los empedrados,
las bocas sin dientes,
las uñas sucias y partidas,
las panzas hinchadas de tanta polenta,
las muecas,
las arrugas tempranas.
No ven
ni quieren,
la ropa inundada,
los muebles rotos,
las fotos perdidas,
las luces apagadas,
el barro que se agarra,
el hedor a madera quemada.
La pretensión de pintar
un cuadro de los desposeídos
se trunca, se empasta,
con la ignorancia ciega
de los que saben tanto
y nada conocen.
1 comentario:
Félix, te felicitamos porque no sólo tu prosa es exquisita, sino también porque asume un compromiso social, del que creemos, ningún artista debiera quedar eximido.
Marta y Eduardo
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