martes, 3 de marzo de 2009

TARDES SOLITARIAS

En la tarde desierta y fría,

sentado en el lugar de siempre,

empecé a ver

a las cosas y a la gente

de un modo renovado.

Mis ojos,

que tantas veces se perdieron

en el horizonte borroso y precipitado,

encontraron el centro

de la visión global.

Destejí los nudos de la nueva trama.

Los colores,

que tantas veces me abandonaron,

me rodean

con su presencia.

¡Cúantos atardeceres apagados!

Y nosotros, tan lejos.

1 comentario:

Eduardo Arcuri Márquez dijo...

Sin duda, estimado Félix, tu poesía es una de las pocas que podemos leer y encontrarle sustento. Tanto Marta como artista plástica y yo: humilde trabajador de escriba, te felicitamos y te pedimos: No dejes nunca de escribir ese caudal enorme de poesía que se aprecia en tu vida. No te guardes nunca lo que puede ver tu corazón.