lunes, 24 de noviembre de 2008

MARÍA, LA PORDIOSERA

“Para ti pordiosera,
vergüenza mía,
inocultable testigo del egoísmo.”

Tus manos

cayados patriarcales,

elongadas formas de tristeza.

Báculos!

Potestades!

Una mitra de honor.

Escapulario de lágrimas

crucificadas y pobres.

Tus manos

bastones de pregonero,

ensayan siempre la curva y no les sale

porque están sumisas.

Sumidas.

Tus manos,

con nervaduras insistentes

que se crispan desde adentro

y una explosión de arrugas y nudos

pidiendo y exigiendo

la justicia

o el desprecio.

Te cuesta la vida vivir.

No hay comentarios: