viernes, 19 de diciembre de 2008

ESPERA EN EL ATARDECER

Cuando la tarde enrojecida,

espera que la ataque

el negro sublime de la noche,

mi sombra se dibuja,

etérea,

sobre las baldosas de un patio pequeño.

Sus paredes se elevan hasta el ángulo

donde reposan los puntos infinitos

de mi perspectiva en la distancia.

Puedo ver con claridad

el orden complejo del conjunto.

Tengo que subir a cada instante

y contemplar la realidad,

esta verdad pequeña y estrujada,

que somos cada uno de nosotros.

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