Hoy escuché tu voz ceceante y tamizada,
como si se hubiese levantado
de un tiempo y un lugar desconocidos.
No pude descifrarte las palabras
que, sin real sentido,
penetraron mis oídos
sin dejarme mensajes o ruegos.
Me desperté con el corazón abierto de par en par
y bandadas de pájaros ciegos
anduvieron retumbando en mi garganta,
buscando una luz que no existe.
Mis manos, menesterosas,
ubicaron los colores
en medio de una noche atípica,
para volver a pintar tu retrato.
Una voz acercó una imagen
con pájaros sin ojos
y alones desplegados y desnudos.
Esa voz, que hoy me evoca,
me envió este canto con pájaros inertes
que, en bandada,
me llevan a un lugar que no conozco
y ni ellos saben dónde queda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario