Nunca
me pareció posible amar sin riesgos.
Nunca
quise dañar el polen amarillo de las flores blancas
Nunca
pude dormir sin haberte recordado un instante
Nunca
creí que no podía creerte.
Nunca
supe decir sí cuando debí decir no.
Nunca
pude arrancarme el traje que llevo en la piel.
Nunca
me embriagué para olvidar el recuerdo.
Nunca
dejé de recordar.
Nunca
creí poder escribir usando el “nunca”.
Nunca
extrañé con tanta intensidad
tu secreto y dulce beso tierno
en mis labios duros y apagados.
Jamás
me parece una palabra exagerada
Jamás
deseé morir sin haberte conocido.
Jamás
la guerra fue solución de nada
Jamás
creí que la traición fuera posible excusa.
Jamás
pude dejar de leer mas de dos libros por semana.
pude arrancarme el traje que llevo en la piel.
Jamás
pude pensarte mas lejos que al alcance de mis manos.
Jamás
logré recuperarme de mis “sinsentidos”.
Jamás
amé como estoy amando.
Jamás tu imagen fue borrosa
aunque se desdibujase,
porque estuvo aquí, en mis retinas.
me amanece un Sol renovado.
Siempre
me sobresaltan los proyectos arriesgados.
Siempre
quise quedarme en las montañas y
siempre
he vuelto.
Siempre
he sabido gustar el sabor salino de las lágrimas y
siempre
encontré un agudo dulzor en ellas.
Siempre
quise arrancarme el traje que llevo en la piel.
Siempre
me recorrieron dedos queridos.
Siempre
me entretuvo lo eterno porque descubrí
que nuestros actos efímeros
son las más pequeñas y concretas
constelaciones cotidianas.
Ahora
es el tiempo de hacerme un momento.
Ahora
es cuando todo está por iniciarse.
Ahora
el presente es mío y puedo usarlo.
Ahora
intentaré arrancarme el traje que llevo en la piel
Ahora
el Sol me toca y se queda.
Ahora
la noche es un símbolo de permanencia.
Ahora
volveré a amar intensamente.
Ahora
mi piel se increpa y vuelve tersa.
Ahora
me detengo para seguir caminando.
Ahora
tengo un proyecto.
Ahora
me conozco íntimamente.
Ahora
aprendí a mirar a los costados
aunque no sirve saber el número
de los que quieren detenerme.
Entonces
debo despegarme de esta silla.
Entonces
debo tomar distancia y volar.
debo engarzarme en una mariposa.
Entonces
debo escuchar a Liszt para dormirme.
Entonces
debo ser dueño de mi tiempo.
Entonces
este traje que llevo en la piel ya no me sirve.
Entonces
me adeudo cincuenta años de vida.
Entonces
debo empezar a cobrarlos.
Entonces,
cuando yo era niño,
perseguía duendes y ahora,
que creo ser grande,
debo volver a buscarlos.
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