jueves, 4 de diciembre de 2008

LA CIUDAD DESIERTA

Una ciudad desierta,

atrapada por el tiempo

desde siglos que no existen.

Unos pocos testimonios de los seres

en depósitos sin brillo.

Las ramas, desnudas de sus hojas

y la tierra lavada por el viento.

Éste es el único eco que acaricia

a las manos que acariciaron sueños…

Blanquecinas y marmóreas tumbas

Desfloran el paisaje trémulo,

con cruces desgarradas,

epitafios que nadie leerá

y arbustos que crecen, descuidados.

No hay flores que adornen,

ni ojos que lloren,

ni rezos angustiados en los flancos,

ni caminos que conduzcan a la calle.

Estoy en otra dimensión

y me pierdo entre cipreses cansinos.

Sólo los huesos y yo

somos testigos de esta historia.

No hay comentarios: