viernes, 5 de diciembre de 2008

SIN PALABRAS

No tengo palabras que describan

el desprecio.

Ni siquiera

un grito ahogado en rabia.

Sólo el corazón se tumba y se desboca

y escribe con sangre de una arteria airada:

“nos traicionaron”.

Y me hallo

como una Madonna violada,

un niño aterido,

un Don Juan agonizante.

Y me hallo

como un paisaje sin contrastes,

ni sombras debajo de los árboles,

un marco vacío de retrato,

un ataúd de cedro, enmohecido,

un piano dormitando, en silencio.

Me hallo mal en este cementerio

de amistades falsas

y de palmadas como estoques, llanto

y puñales de envidia.

Me voy a otro campo.

Sembraré trigo.

Esperaré.

No hay comentarios: