miércoles, 3 de diciembre de 2008

LA ESCALERA

La escalera

que conduce hasta aquí

tiene peldaños,

tiene tiempo,

tiene espacio.

Es una prolongada sensación de esfuerzo,

sin rellanos.

La escalera

que me trajo aquí

se partió

y se torció en sus tramos,

como brazos desesperados,

innecesarios e impensados.

A veces caí.

Me partí en pedazos.

He vuelto a subir

y, trepando,

he visto hacerse trizas, de a poco,

al mundo

como un gran harapo.

Subir, trepar . . .

Un día de sol y de pájaros

se esconderán los escalones

y estaré allí

en el precioso instante,

indómito y aciago,

de mi proyección en la distancia.

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